Dr. Sebastían Sarutte /
Dignidad al final de la vida y el derecho a decidir
El Dr. Sebastián Sarutte, médico cirujano vascular, ante la interrogante generada por la LA PRENSA el pasado sábado, nos responde con una reflexión profunda y bien fundamentada sobre un tema tan sensible como la dignidad al final de la vida. Sus palabras destacan las aristas éticas, legales y filosóficas que giran en torno al debate sobre la eutanasia y el derecho a decidir sobre los tratamientos médicos.
La autonomía como principio fundamental
En sus declaraciones, el Dr. Sarutte señala que “todos los individuos tenemos el derecho, a través del principio de autonomía, a decidir si aceptamos o no un tratamiento”. Este derecho es inalienable y no puede ser subordinado al criterio de los médicos o de cualquier otra autoridad.
Frente al debate sobre la denominada "eutanasia pasiva", el Dr. Sarutte aclara que “es importante descartar esta idea”. Explica que la eutanasia implica “una acción activa para poner fin a la vida de una persona en pocos minutos, con el objetivo de evitar sufrimiento”. En cambio, “no aceptar un tratamiento es simplemente ejercer el derecho de cada persona a decidir sobre su propio cuerpo y salud”.
La importancia de las terapias paliativas
El Dr. Sarutte resalta que “en la legislación actual, todos tenemos derecho a terapias paliativas”. Estas medidas aseguran que los pacientes terminales puedan enfrentar el final de su vida con dignidad y sin sufrimientos innecesarios.
“En pleno siglo XXI, padecer dolor es inadmisible, ya que existen fármacos y tratamientos para evitarlo”, asegura. Además, señala que en casos extremos se puede recurrir a la sedación y analgesia, herramientas que “permiten que el individuo fallezca de manera digna y sin sufrimientos innecesarios, pero sin disminuir su expectativa de vida”. Este punto marca una diferencia clave entre los cuidados paliativos y la eutanasia.
Libertades individuales y consideraciones filosóficas
Desde una perspectiva personal y filosófica, el Dr. Sarutte defiende que “las libertades individuales deben priorizarse”. A su juicio, “cada persona debería tener el derecho de acceder a la eutanasia”. Sin embargo, enfatiza que “ningún médico debería estar obligado a practicarla”, respetando así las convicciones éticas de los profesionales de la salud.
El Dr. Sarutte recuerda que la eutanasia está destinada a “provocar el fallecimiento de un individuo que sufre y que no tiene expectativa de revertir ese padecimiento que, de todas formas, lo conducirá a la muerte en un tiempo corto”. Esta postura resalta el enfoque ético que debe regir estas decisiones.
Implicaciones políticas y sociales
En cuanto a las implicancias políticas, el Dr. Sarutte advierte que “la ley presentada en nuestro país reviste ciertos riesgos”. Permitir que terceros decidan sobre la vida de una persona podría generar problemas éticos y administrativos.
“Delegar este poder al Estado e involucrar a terceros en decisiones tan personales puede ser problemático”, señala. También critica la posible creación de “estructuras burocráticas, oficinas y cargos” que desvíen recursos de áreas esenciales como la mejora de los servicios de salud y cuidados paliativos.
Las reflexiones del Dr. Sarutte invitan a un debate abierto y respetuoso sobre la dignidad al final de la vida. “Sin lugar a dudas, el tema de nuestra dignidad al final de la vida es controvertido y tiene muchas aristas”, afirma.
Este análisis resalta la importancia de equilibrar los derechos individuales con un marco ético y legal que respete la diversidad de perspectivas. Garantizar que las decisiones sean personales y estén centradas en el bienestar del paciente es un paso clave hacia una sociedad que priorice la compasión y la dignidad humana.
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