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Profesional de la salud oriunda de Salto, denuncia irregularidades laborales luego de haber trabajado en la Unidad 20 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) en 2022, contratada bajo un régimen de empresa unipersonal. A pesar de cumplir con todas las exigencias administrativas, fue desvinculada tras tres semanas sin una justificación clara y nunca recibió el pago correspondiente. Según relata, su despido se debió a que su hermano se encuentra preso en la misma unidad, una medida que califica de arbitraria e inconsistente con otros casos similares.

Valeria Correa: una historia de injusticia laboral

Valeria Correa, enfermera de Salto, se comunicó con LA PRENSA , para contarnos que trabajó en la unidad 20 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) durante julio del año pasado. Contratada por Sanidad Policial,  bajo un régimen de empresa unipersonal, Valeria asegura haber cumplido todas las exigencias administrativas necesarias para iniciar su labor. Sin embargo, según relata, luego de tres semanas de trabajo fue despedida injustamente, y hasta hoy no ha recibido el pago correspondiente. “Empecé a trabajar y, al poco tiempo, me dijeron que no podía seguir porque mi hermano está preso en esa misma unidad. Me parece absurdo, porque conozco casos similares donde no se aplicaron esas restricciones”, comentó Valeria.

Trabajo en negro y promesas incumplidas

Durante su breve tiempo en el INR, Valeria registró sus horas mediante huella dactilar, aunque al inicio trabajó de manera informal. Además, asegura que nunca firmó el contrato prometido en Montevideo, lo que dejó su situación laboral en el aire. “Ellos me pidieron que esperara hasta agosto para firmar, pero antes de esa fecha me desvincularon sin razón válida. Al final, trabajé todo el tiempo en negro”, declaró. Valeria también cuenta con pruebas de su vínculo laboral, como su uniforme, que aún conserva en casa, pero lamenta que ninguna gestión haya prosperado para obtener su salario.

Un camino lleno de obstáculos

La enfermera intentó resolver la situación por su cuenta, llamando a las autoridades pertinentes y hasta considerando acciones legales. Sin embargo, las respuestas han sido confusas y contradictorias. “Me pasaron de un lado a otro, gasté tiempo, dinero y paciencia. Parece que están jugando conmigo”, expresó con frustración.

El apoyo de colegas y la esperanza de justicia

Pese a las dificultades, Valeria ha recibido el apoyo de colegas y conocidos que corroboran su versión y cuestionan las excusas para su despido. “Lo que me hicieron no tiene justificación. Yo nunca hice nada malo en mi trabajo, cumplí con todas mis tareas”, afirmó. La profesional de la salud dijo "conozco gente que trabaja ahí, como le dije, los operadores, hermanos presos, la nurse que trabaja ahí, ella no me contó, es que ella me dijo, no te van a sacar trabajo porque yo tengo una cuñada acá que está presa también". Hoy, Valeria busca que su historia sea escuchada y espera recibir la ayuda necesaria para recuperar lo que le corresponde. “Solo quiero cobrar por lo que trabajé, nada más. Necesito ese dinero para mantener a mis dos hijos menores”, concluyó.

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