En Argentina el tema obligado este fin de semana fue el inesperado divorcio político entre Cristina Kirchner y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Parecía que todo se compondría para evitar una interna, pero a Cristina no le gustó que su ex ministro de economía se haya declarado neutral en la elección para la conducción del partido justicialista. Con declaraciones inusualmente duras para Kicillof, a quien todos ven como su ahijado político, Cristina habló sobre la necesidad de que el peronismo termine con los poncios pilatos y los judas. Es decir, dejó flotando la acusación de traición, lo cual motivó una respuesta airada del gobernador.

Todo surgió porque en el entorno de Cristina sospechan que Kicillof apoya en los hechos la candidatura del otro contendiente para dirigir al peronismo, el gobernador riojano Ricardo Quintela. La cuestión es que finalmente habrá una elección interna en la que Cristina se juega su imagen de líder. Será el domingo 17 de noviembre.

El riojano Quintela postula a Kicillof como candidato presidencial del peronismo para 2027 y dice que es el único capaz de derrotar a Javier Milei. En el kirchnerismo, sin embargo, no se resignan a que aparezca otro candidato o que la propia Cristina pueda hacer el intento de un tercer mandato.

La pelea interna del peronismo fue seguida con interés y con indisimulada alegría desde el gobierno. En el entorno de Milei están convencidos de que cuando Cristina Kirchner sube su perfil y sale a hacer declaraciones, el gobierno se beneficia por el sentimiento antikirchnerista que anima a su electorado.

Aunque falta mucho para las elecciones, el optimismo que refleja Milei se basa en las buenas noticias que están apareciendo en la economía. Si bien todavía no se salió de la recesión, hay signos de estabilización. En el cierre de un evento empresarial, el viernes, Milei dijo: “Prepárense porque se viene una tremenda oleada de dólares”, en alusión a las inversiones externas que se espera que se concreten en los próximos meses.  Además, grandes bancos de inversión, como el JP Morgan, emitieron reportes en los que recomendaron con énfasis comprar títulos de deuda soberana argentina, a los ven con bajas probabilidades de default.