En Estados Unidos, la candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, cumplió ayer 60 años mientras participaba en actos en el estado de Georgia, en tanto el republicano Donald Trump se vistió de empleado en un McDonald’s de Pensilvania para desacreditar a su rival. Harris criticó de nuevo el lenguaje cada vez más despectivo y hostil de Trump en la campaña, y aseguró que los estadounidenses "merecen algo mucho mejor".

Antes, al visitar una iglesia bautista cerca de Atlanta, Harris pidió a una congregación negra que persista en su prédica de valores compasivos cuando otros "difunden el odio, siembran el miedo y causan el caos".

En tanto, en Pensilvania, un Trump menos adusto y más risueño que de costumbre hizo las veces de empleado de McDonald’s y cocinó papas fritas para burlarse de Harris, quien ha dicho que trabajó en la cadena de comida rápida cuando era joven. Trump ha asegurado repetidamente, sin ofrecer pruebas, que la vicepresidenta nunca fue empleada en un McDonald’s. Cuando los periodistas le recordaron que ayer era el cumpleaños de Harris, Trump le deseó lo mejor y bromeó diciendo: "Creo que le compraré unas flores".