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La instalación del proteccionismo y dirigismo en Estados Unidos, sistema al que tan afecta es su sociedad, seria lo que se viene con la asunción de Donald Trump, a su segunda presidencia, a partir de enero 2025.

En ese nuevo escenario, Uruguay no tiene ahí un posible socio ni aliado, ni cliente. Trump con su idea de repartir recargos de importación a mansalva, por ahora, solo promesas son del 60% sobre los productos chinos y 20% sobre el resto del mundo, independientemente de los efectos domésticos, provocará desempleo y recesión en todos los países con fuerte dependencia comercial de EEUU. Sobran ejemplos de lo que paso en el pasado, cuando la gran potencia impuso ese estilo.

La idea de Trump es lograr el retorno a EE.UU. de industrias que, aprovechándose de la barata mano de obra, más que ayudaron al explosivo desarrollo de China, al presente de India y de los denominados “Tigres” de Asia,

La Unión Europea por su parte, también tiene sus problemas y uno de ellos es el costoso subsidio que le cuesta su producción agrícola-ganadera, especialmente a Francia, que, por ello, se opone en forma cerrada al Tratado de Libre Comercio con el Mercosur, que la dura realidad muestra, que esta destinado a nunca concretarse. Para disimular, exigen medidas ecologistas y hablan y ofrecen bonos premios, mientras por otro lado, exigen reconocer las patentes de su industria, especialmente farmacéutica.

La realidad, muestra que al presente China y el mercado asiático, que para Uruguay son sus mejores clientes y quienes nos brindan una real oportunidad de crecimiento, no escaparan al efecto económico interno y consecuentemente externo de ese proteccionismo, lo que alentaría a una no deseable la inflación mundial. 

Según los anuncios de Trump, todo aumento de costos o gastos resultante de sus políticas comerciales será neutralizado por la reducción del gasto bélico y la eliminación de sus aportes a varios entes internacionales que ciertamente luchan contra el capitalismo.

También debemos tener en cuenta, que Brasil, nuestro tradicional buen socio comercial, tras devaluación de su moneda, apunta a un formato proteccionista.

Que, téngase atención, alentara el enriquecimiento de los que conocemos como “Malla Oro” que son tan mal mirado y criticados en nuestro país, pero que son los que nos guste o no, son los que generan el empleo y pagan salarios.

Como líder regional y cabeza del Mercosur, como ha sido tradicional, ha de priorizar los intereses de su país. El estilo “Trump” versión sudamericana, asi lo hace preveer. Nada que beneficie a Uruguay.  En ese marco, negocia y se acerca a China y otros mercados asiáticos, sin importar si va con el Mercosur o solo.

Argentina, que aposto fuerte al biocombustible, enfrenta la sorpresa de que EE.UU. no le compraría, porque apostaría la máxima explotación de sus recursos petroleros. La supuesta gran amistad con Trump, ya entro a dejar claro que aquello de “First América” de su primera presidencia sigue vigente…

En esas condiciones, es imprescindible que cualquier país enfrente la situación con una línea política-estratégica bien estudiada y desarrollada. Esa es la mayor debilidad del Uruguay de hoy. El formato electoral lo deja en una complicada situación. Por caso, si el futuro presidente es el candidato de la Coalición Multicolor, se encontrará con un Senado que sólo sirve para impedir gobernar y el partido de la mayoría considera eso un valor, como parece ser la línea estratégica del Frente Amplio, aplicando aquello tan propio del sindicalismo de “cuanto peor mejor…. Una especie de terrorismo institucional.

Si gana el FA, no existe posibilidad de que se siga una línea de política y posicionamiento internacional racional, acertada o no, pero al menos coherente. No existe ni la capacidad ni la vocación de hacerlo, empeñada la izquierda en una alineación ideológica con los núcleos supranacionales que prefieren la pobreza e ignoran las soberanías nacionales y sus molestas democracias.  Si a ello se agrega una mayor presión impositiva, ya insinuada si son gobierno, además de apuntar a las Afaps, la situación del país será más que complicada y critica.

Todas realidades que una sociedad con inteligencia y responsabilidad debe considerar y por lo tanto, decidir que país y toda su gente quiere.  Ante un real Mundo difícil y complicado, optar por los improvisados y aventureros no tienen cabida, como muestran aquellos países donde gobiernan.

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