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Hace muchos años vivió en Salto un señor que supo ser exitoso director técnico de fútbol. Decían sus dirigidos que una de sus virtudes era hacerse entender con lenguaje sencillo. Una de sus expresiones, para lograr cohesión en el juego era “todos tenemos que hablar el mismo idioma”… Esa frase motivaba a que se procurara entendimiento en las funciones del equipo y que no se tratara de jugarse en la personal. Así sus cuadros ganaron varios campeonatos.

En la gestión política es muy importante entenderse en la interpretación de fines y métodos, es decir hablar el mismo idioma. Creo que  para los intendentes es fundamental compartir ideas y estrategias con el gobierno central; no pudo lograrse desde Salto, Montevideo y Canelones en el período que culmina, pero ojalá pueda conseguirse en el próximo.

Como candidato por el Frente Amplio a la Intendencia de Salto, me da mucha seguridad saber que los objetivos  del gobierno nacional, son los que hemos perseguido siempre. Tanto el programa de gobierno del Frente, como las propuestas concretas de Yamandú Orsi para empleo, seguridad ciudadana, seguridad social y demás áreas claves, reflejan los desafíos que debe plantearse la gobernanza de nuestro departamento.

No fueron pocas las veces que el presidente electo se refirió a la necesidad de considerar en forma especial al Norte del Río Negro, en un claro reconocimiento de la postergación económica y social de la región y su gente. Es lo que desde RAICES procuramos transmitir a todo Salto, sin diferencia de concepciones políticas, para motivar a los diputados electos a trabajar en conjunto para salir de la pauperización. Ahora, desde la responsabilidad de bregar por reconstruir el departamento, nos sentimos impulsados más que nunca a hacerlo. Ahí llega el momento de hablar el mismo idioma. No se trata de cercanía o amistad política; el caso es recorrer la misma senda  en procura del bienestar colectivo. El mejor pasar de la gente no se construye con buenos discursos, sino con acciones fundamentadas y apoyos externos. La experiencia me enseña que no hay intendentes superhombres o supermujeres, que por sí mismos puedan lograr la felicidad pública. Se trata de que sintonicen con el gobierno nacional, aterrizando planes de construcción de bienestar urgente, y de armado de estructuras de desarrollo futuro. La solución no son sólo los “jornales solidarios”, que pueden evitar una postración temporal, pero nada más. La construcción de presente y futuro, tienen claramente por lo menos dos estadios: uno transitorio y otro permanente; ambos destinados al colectivo de la sociedad y no sólo a los votantes del gobierno. La línea que ha trazado el presidente electo (hasta en los nombres de sus ministros) garantiza ese trayecto. Estoy convencido que hablaremos el mismo idioma: concreto, serio, con apoyos técnicos, desprovisto de demagogia y de intereses personales o sectoriales.

Repito lo dicho varias veces: hasta que Salto no logre cambiar el desempleo estructural, por una ocupación verdaderamente productiva, que dinamice el consumo popular y las empresas locales, no habrá despegue.

Orsi  ha dicho “debemos  crecer” y su programa enfoca hacia eso. Hablamos el mismo idioma.

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