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Otra vez el Veltroni en medio del drama de su estado arquitectónico. Esta vez los estudiantes de la Udelar destinados a salones improvisados en el viejo local del Correo denuncian que es indigno y peligroso hacerlo en tales condiciones edilicias del edificio llamado Palacio Veltroni o también Palacio de Oficinas Públicas.

En su momento pareció una solución precaria al problema del mantenimiento del Palacio. La Udelar se haría cargo de gran parte de la planta baja del edificio en donde antes estaba instalado el Correo Uruguayo, para dar solución al problema de espacio para los estudiantes presenciales de las carreras de la Universidad del Norte. Se suponía que con una manito de “chapa y pintura” era suficiente para arreglar salones propicios para las clases universitarias, de paso cambiarle la cara y darle uso a una parte importante del Palacio Veltroni, en principio parecía dos goles de media cancha.

Pero fue todo de terror. Los salones se inauguraron, pero nunca fueron funcionales ni adecuados para los estudiantes. No estaban acondicionados ni por asomo a las temperaturas ambientales salteñas, no había acondicionadores de aire ni apenas ventiladores, las clases solían suspenderse por los calores sufridos, gente que se indisponía en clase, profesores que largaban la toalla a la mitad de la clases, contaminación sonora por obras paralelas, hasta 200 alumnos se juntaban como pilas en las peores condiciones. Un desastre... la solución fue peor que la enfermedad.

Entonces, nunca se concretó la solución esperada con la llegada de la UDELAR al Veltroni, para nadie, ni para una y otra parte. El problema de espacio para los estudiantes en los hechos se hizo un infierno desde todo punto de vista, y para la estructura del edificio apenas un inquilino más con nulas pretensiones de acondicionar y embellecer el lugar, de darle la funcionalidad necesaria y devolverlo al disfrute estético de la población, el orgullo histórico y emblemático de Salto. Y además, los alumnos hacinados y el edificio cayéndose a pedazos sin remedio.

Lo reitero como lo dije alguna vez en estas páginas, el asunto del Veltroni debe ser una causa departamental salteña llevada a cabo con devoción, trabajo, disciplina y esfuerzo por parte de las autoridades nacionales, la intendencia y la población en su conjunto. La recuperación del Palacio de Oficinas Públicas será el caballo de batalla de la recuperación del esplendor y orgullo de Salto como la gran capital del norte del país.

El Ministerio de Transporte y Obras Publicas debería transferir la propiedad del edificio a la Intendencia de Salto.

Los arrendatarios actuales deben abandonar las instalaciones y ubicarse en otros lugares de la ciudad.

Eventualmente se debe hacer un concurso internacional para un proyecto de acondicionamiento y reciclaje para un edificio funcional y simbólico, centro de convenciones, salas de teatro, oficinas municipales, talleres de arte y cultura, complejo turístico gastronómico y de avistamiento de la ciudad desde las torres disponibles.

Se deberá apelar al financiamiento de las obras con recursos departamentales, nacionales e internacionales por Monumento Patrimonial Histórico.

El Palacio Veltroni debe volver a ocupar la centralidad que merece, ser el emblema de la ciudad en el pleno corazón del damero urbano. No descartaría que toda o gran parte de la intendencia pueda trasladarse a las nuevas instalaciones dejando los actuales espacios enfrente a la Plaza 33 o del Palacio Córdoba a otros efectos o incluso a su venta a privados interesados.

Creo que es una obra posible, encarna los sueños y esperanzas de los salteños, les da motivos para volver a creer en su terruño y al igual que en el pasado con las grandes obras que fueron hechas por los privados le dieron su genialidad y esplendor al Salto Oriental, hay que volver a abrazar un cometido que nos devuelva la grandeza.

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