El valor de los clubes de ciencia en la educación
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Por el Lic. Fabián Bochia
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fbochia@laprensa.com.uy
El Ministerio de Educación y Cultura (2024) define a los Clubes de Ciencias como un ámbito de educación no formal, donde se permite fomentar la creatividad mediante la investigación, a través de la selección de un tema en relación con problemas de interés, y fomentando la alfabetización en ciencia y tecnología.
Según el ministerio de educación y cultura (MEC) los clubes de ciencia se dedican a “idear y desarrollar un proyecto de investigación científica, tecnológica o social a presentar en alguna de las diferentes instancias tales como los congresos y ferias departamentales, y la Feria Nacional”. Esta herramienta multidisciplinaria que aboga por una metodología práctica a través de la guía de tutores, puede fortalecer tanto el interés como el rendimiento en el área de ciencia debido a los retos que implica, fortalecimiento del pensamiento computacional, crítico y científico de los participantes, en especial aquellos que son estudiantes de secundaria. El objetivo el impacto el enorme aporte de los Clubes de Ciencias en el rendimiento y la implicación de los estudiantes de secundaria que hayan participado de los mismos, con la finalidad de permitir orientar las políticas educativas y las decisiones del aula por parte de los docentes interesados en fomentar la alfabetización científica.
Según señala Teresa Mauri el propósito de la educación es “introducir a los alumnos a la cultura”, eso se realiza mediante el currículum en el aula, donde existe un relacionamiento entre el currículum y la enseñanza, afirmando que “el currículum o proyecto de educación conlleva un modelo implícito o explícito de enseñanza, y por extensión, del proceso de enseñanza-aprendizaje”. Pese a que los clubes de ciencia no son instancias previstas en el currículum oficial de secundaria, podrían llegar a jugar un rol clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Reina Reyes expone que la educación para ser plena debe “satisfacer las necesidades del estudiante”, en línea con eso observamos la dinámica que se plantea en los clubes de ciencia donde, los estudiantes deben desarrollar investigaciones en base a problemáticas que ellos consideren relevantes, provenientes estás de su contexto e intereses. Una educación enfocada en los estudiantes y sus interese es clave para fomentar la implicación de los estudiantes, para ello debemos primero comprender de qué hablamos cuando hablamos de implicación, implicación es una serie de constructos que “pueden ayudar a explicar cómo se comportan, piensan y sienten los chicos en la escuela”. Menciona la autora que “la implicación académica del alumno como el grado en que están conectados a lo que está ocurriendo en sus aulas”. Es entonces que entendemos el concepto de implicación como aquella conexión, el apego y/o como el alumno se identifica, genera afecto y se integra activamente con el centro educativo, y su compromiso con el currículum; ya que algunos autores ven como una forma de medir la implicación a través del rendimiento escolar, aunque verlo únicamente a través de esta variante es una idea que viene en desuso. La implicación está compuesta, dependiendo del autor, por tres componentes, el componente conductual, siendo esto la manifestación de aquellas conductas observables a simple vista del alumno (asistencia, participación en actividades escolares y extracurriculares, perseverancia, conformidad a reglas, ausencia de conductas disruptivas, etc.). El componente afectivo, que es aquel nivel de conexión emocional del alumno con el centro, e incluso con sus demás compañeros y profesores del centro.
Por último, el tercer componente es el componente cognitivo, que refiere a lo vinculado con el aprendizaje del alumno. Se define este componente como la inversión psicológica del estudiante y el esfuerzo dirigido hacia el aprendizaje, la comprensión, o el dominio del conocimiento, habilidades o destrezas que está tratando de promover el trabajo académico. En cuanto a los clubes de ciencia, Amaya (2022) menciona que: “el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) ha demostrado ser un método de enseñanza efectivo comparado con las estrategias de enseñanza tradicionales, particularmente para el desarrollo de habilidades en la solución de problemas de la vida real”. Esto puede suponer que la efectividad de los clubes de ciencia en cuanto a la motivación y rendimiento de los estudiantes puede verse directamente influenciada, notando un incremento de las mismas en aquellos estudiantes que participen en los clubes de ciencia en comparación con aquellos que no lo hacen. Destaca el autor que "El ABP tiene como cometido implicar al estudiante en su aprendizaje a través de la toma de decisiones, del trabajo colaborativo y del desarrollo de la autonomía”. El libro también aborda que: "Un Club de Ciencias posibilita el desarrollo del pensamiento crítico, genera un compromiso muy fuerte de los estudiantes con el tema que ellos eligen, desarrollan la capacidad de argumentación, síntesis, poniendo en juego la creatividad".
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