Un durísimo documento publicó la Mesa Permanente Nacional de la Asamblea Técnico Docente del Consejo de Formación en Educación sobre el fin de año y el actuar del actual Consejo. Formación Docente abarca a las carreras de magisterio, maestro en primera infancia, profesores, maestros técnicos que son los que luego trabajarán en UTU, educadores sociales.

Mensaje de síntesis para el 2024. Estimados/as Colegas, Estudiantes y Comunidad Educativa del Consejo de Formación en Educación. A la Opinión Pública.

Ante la finalización del año lectivo 2024, queremos hacer llegar un mensaje que sintetice el transcurrir de este período en la Formación en Educación desde la mirada de la Asamblea Técnico Docente del Consejo de Formación en Educación. Si bien el año lectivo transcurre hasta el 28 de febrero de 2025, el último mes del año marca un tiempo de finalización de actividades, de docencia fundamentalmente. Un tiempo particular además, para la gestión del CFE en su conjunto, que inminentemente llega al final de la administración 2020-2025. Una administración/gestión que no dio tregua ni escuchó ninguno de los planteos, observaciones y reclamos realizados por los colectivos docentes y estudiantiles organizados. Más aún, trató por todos los medios de aniquilar las estructuras ya existentes, consolidadas a través de varios años de trabajo participativo.

La ATD no dejó de advertir...

Por ende, la ATD no cesó de advertir acerca del desmantelamiento de la estructura académica que dejó como cáscara vacía a los Institutos y Departamentos Académicos, sin ningún tipo de liderazgo académico científico, pedagógico, didáctico, y sin actividades reales que respondan a la naturaleza diversa y específica de la Profesión y del Oficio Docente. La actual Administración llevó adelante seudo transformaciones que fueron afectando negativamente a distintas dimensiones de la vida institucional del CFE, tales como la curricular, académica, laboral, estudiantil e institucional propiamente dicha.

Curricular:

Al sustituir los planes de las carreras por el Plan 2023 que no contó con participación docente ni estudiantil y que recorta los contenidos disciplinares y su diversidad epistémica, a la vez que dificulta la trayectoria de estudiantes.

Académica:

Al pretender sustituir la estructura académica antes dicha, por adeptos mentores y dinamizadores, por fuera de la vida institucional real de los institutos y centros. Además se paralizó todo ámbito de participación académica, como ser la Comisión de Enseñanza y Desarrollo Curricular (CEDC), las Comisiones Nacionales de Carrera y las Comisiones Locales. Incluso, programas como Año Sabático comprendido en el Estatuto del Funcionario Docente y ENHEBRO fueron afectados negativamente, así como las distintos espacios de publicación, (revistas arbitradas, encuentros académicos nacionales y salas de los departamentos académicos).

Laboral:

al derribar el capítulo XIV del Estatuto del Funcionario Docente que se aprobó por consenso de la ATD, del Sindicato y de los Departamentos Académicos en 2019 e imponer al orden docente un sistema laboral de elección de horas, las Unidades Horarias de Desempeño Docente (UHDD), que dejó sin trabajo a más de 1.000 docentes y que entorpece el desenvolvimiento de la vida académica institucional. Por si fuera poco, la implementación del Llamado a Aspiraciones que desde la redacción de sus bases y requisitos, desoye la voz del colectivo docente y se implementa a contrarreloj, sobreponiéndose a las instancias de elección horas para el año lectivo 2025. Llamado que no genera garantías en relación al respeto de los derechos docentes y somete a la incertidumbre casi permanente al colectivo docente. Si bien se plantea aquí por separado para hacer más visible los problemas suscitados, todas ellas responden a la vida institucional del CFE y están estrechamente relacionadas entre sí.

Estudiantil:

al imponer mecanismos sutiles que filtran el ingreso y permanencia del estudiantado (ejemplo la Prueba Informa al ingresar en primer año, y el desmantelamiento del Profesorado Semipresencial Nacional que lo sustituye por una estructura basada en regiones, que en algunas situaciones incrementa las dificultades haciendo que estudiantes abandonen o suspendan la carrera). Imposición de un plan que no tuvo en cuenta las características sociodemográficas del estudiantado.

Institucional:

al adherir y no defender la autonomía del CFE y de la ANEP, ante el embate del MEC, el que amparado en la ley 19.889 no solo intervino sutilmente en la conformación de los planes de las carreras, sino que incurriendo en una anomalía jurídica, resuelve realizar acreditaciones docentes, entregando títulos de licenciado en pedagogía a quienes voluntariamente se acogieron a dicho mecanismo. Mecanismo que con falsedades y abuso de poder trató de captar adhesiones, por ejemplo otorgando becas a estudiantes avanzados bajo el compromiso de realizar tal trámite de acreditación. Sinceramente, doloroso y vergonzoso para nuestra Formación en Educación y para la Educación Pública Uruguaya. No vamos a profundizar aquí, el daño que el impacto de las decisiones arbitrarias han ocasionado en la Formación en Educación en estos casi cinco años. Está suficientemente abordado y explicitado en cada uno de los librillos de las ATD Nacionales que se realizaron en el período. No obstante, señalar de manera sintética que ninguna de esas y otras acciones de la política educativa del período trajeron mejoras significativas a la Formación en Educación Pública. Por el contrario, hoy asistimos a un plan de estudios que aborda irracionalmente la semestralidad, que desterró la especificidad de las formaciones y carreras, que recortó financieramente en desmedro de lo académico, pero que derrochó recursos en otras dimensiones. Por sobre todo, se volvió más exigente en tiempo-aula para el estudiantado que debe permanecer más horas en las instituciones y complejiza la arquitectura horaria de los turnos de trabajo docente. 

En próxima edición finalizará el documento.