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Con el inicio de 2025, surge una pregunta común: ¿este año es bisiesto? La respuesta es no. Para comprender esto, primero debemos entender qué es un año bisiesto y por qué existe. Los años bisiestos son una solución al desajuste entre el calendario gregoriano, utilizado en la mayor parte del mundo desde 1582, y el tiempo real que la Tierra tarda en orbitar el Sol: aproximadamente 365 días y 6 horas. Estas horas acumuladas se convierten en un día extra cada cuatro años, el famoso 29 de febrero, para mantener el calendario sincronizado con las estaciones. Un año se considera bisiesto si es divisible entre 4. Por ejemplo, 2024 lo fue porque al dividirlo por 4 el resultado es exacto. Sin embargo, 2025 no cumple con esta condición y tendrá solo 365 días.              

El origen del término “bisiesto”

El término "bisiesto" proviene del latín y tiene raíces en la Antigua Roma. Durante el calendario juliano, implementado por Julio César, el ajuste de un día adicional se realizaba en febrero, el último mes del año en ese entonces. En lugar de añadir un 29 de febrero, se duplicaba el 24 de febrero y se le llamaba “Ante Diem Bis Sextus Kalendas Martiam”, que significa “el día bis sexto antes del primero de marzo”. Con el tiempo, esta expresión se acortó a “Bis Sextum”, derivando en la palabra que usamos hoy. Aunque 2025 no será un año bisiesto, comprender su historia y propósito nos recuerda la importancia de este ajuste para mantener en orden nuestro calendario.

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