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El silencio habitual de Juan H. Paiva y Treinta y Tres, detrás del cementerio, se quebró antes de ayer cuando la Brigada Departamental Antidroga irrumpió en una boca de venta de estupefacientes que venían investigando desde hacía semanas. Allí, los efectivos encontraron elementos que la Justicia consideró prueba clave, aunque el principal objetivo del operativo —el responsable del punto de venta— había logrado escapar antes del allanamiento.

El hombre, identificado por las iniciales S.N.M.C., regenteaba la boca en la zona sur y era seguido de cerca por los investigadores. Con información fresca obtenida tras el operativo fallido, los policías se trasladaron hasta una vivienda en el barrio Don Atilio. Esta vez no hubo margen para la huida: el sospechoso fue detenido y llevado de inmediato ante el fiscal de turno, Dr. Augusto Martinicorena.

La Policía Científica realizó los reactivos correspondientes a la droga incautada, mientras el fiscal tomaba declaración al detenido y analizaba el cúmulo de pruebas reunidas por la Brigada.

La audiencia continuó ayer, y en las últimas horas de la tarde, la Justicia dio su veredicto: S.N.M.C. fue formalizado y condenado como autor de “un delito continuado de asistencia a las actividades delictivas al narcotráfico”. La pena: dos años y un mes de penitenciaría efectiva.

Con esta sentencia, la Policía cierra otra boca de venta en un punto crítico de la ciudad, en una zona donde vecinos venían denunciando movimientos sospechosos y un constante ir y venir de compradores. La Brigada Antidroga continúa trabajando sobre otras bocas activas y posibles conexiones del ahora condenado.

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