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El valor del biodiésel exportado es alto en el mercado europeo porque se produce con materias primas no alimenticias, por la circularidad de su producción y su bajo nivel de emisiones de anhídrido carbónico, ya que permite reducirlas en un 85%, en comparación con el gasoil de origen fósil.

En el marco de esta exportación, la planta de biodiésel de ALUR en el barrio Capurro de Montevideo también renovó su certificación internacional de sustentabilidad y carbono (ISCC, por su sigla en inglés) para producir biocombustibles, requisito indispensable para comercializar bienes en el mercado europeo.

Es una certificación alemana, con uno de los mayores reconocimientos en el mundo respecto a materiales reciclados y biocombustibles. Mediante la implementación de un sistema de gestión y el desarrollo de auditorías independientes, permite asegurar y demostrar el cumplimiento de los criterios de sostenibilidad establecidos por la directiva europea para los biocombustibles procesados a partir de biomasa.

Según la empresa, y a través de esta fabricación, se continúa el proceso de reconvención de operaciones para su planta de biodiésel, revalorizando productos y generando sinergias con las materias primas de sus industrias. Además, ALUR accede a nuevas oportunidades comerciales, al exportar un combustible líquido sostenible con alto beneficio ambiental.

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