La verdad: ¿importa poco?
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Por José Pedro Cardozo
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director@laprensa.com.uy
En la política de hoy, hay quienes sostienen que “prima más la comunicación que la gestión”. Que para ganar elecciones, lo esencial es “la instalación del relato”. Porque hay quienes se afilian a la teoria de que en política: “la verdad ya importa poco”. En resumen: con la política contaminada por acciones mediáticas y asistidos por asesores en comunicación, algunos políticos no dedican sus mejores energías a tratar de mejorar la vida de la sociedad, sino a engañarla.
La política y la mentira siempre se han llevado muy bien. La razón es evidente: la mentira es la mejor herramienta de dominación conocida, y lo primero que busca el poder –cualquier poder– es dominar, porque esa es la forma de asegurar su permanencia; igual que el dinero siempre quiere más dinero, el poder siempre quiere más poder. Ese deseo define su naturaleza. Así que no es verdad que hoy se mienta más que nunca (aunque a veces lo parezca); lo que sí es verdad es que, gracias a internet y las redes sociales, las fake news, es decir la mentira posee mayor capacidad de llegada.
El populismo se ha “profesionalizado” en este estilo y ha sido el primero en sacar partido de este hecho; mediante justamente las practicas populistas tan lamentable de moda y que ejemplos hay, adonde llevan donde triunfan…
El resultado, es el descrédito de los politicos. Porque, dado el éxito del populismo y sus mentirosos patológicos, muchos políticos han empezado a sumarse al estilo de mentir y sumar de esa forma a un cinismo inédito, transformando el arte de la política en el arte de mentir y decretando que el mejor político es el que mejor miente o mejor engaña, o el que mejor disfraza la mentira de verdad.
Dicho esto, admitamos que, frente a la política convertida en fábrica de mentiras, los ciudadanos nos hallamos de entrada indefensos; no porque seamos más tontos que los políticos, según creen la mayoría de los políticos, sino porque estamos demasiado ocupados en la problemática diaria, como para dedicarnos a diario al trabajo de desenmascarar las mentiras.
Lo mas lamentable es que a todo esto, se le suma el interesado, falso periodismo militante. El que en realidad, no es periodismo. Porque el verdadero periodismo es básicamente independiente. Como cada vez es más difícil ganarse la vida con el periodismo, cada vez es más difícil un periodismo auténtico y cada vez más habitual un periodismo subordinado al poder. Como lamentablemente existe y podemos comprobar con las conductas de algunos comunicadores que están ligados a algunos sectores políticos amantes del populismo, que se denuncian así mismos, por como se conducen cuando actúan entrevistando a políticos que son de su ideología y lo incisivos en que se transforman cuando el gobernante o político no son de la ideología que profesan.
Algo, que en algunos programas políticos de la tv nacional, no han podido disimular.
Pero, la verdad importa y siempre va a importar, porque más tarde o más temprano va a prevalecer. Como la vocaciòn de vivir en libertad, en democracia, donde el relato mentiroso no tiene lugar, porque hay hechos y conductas, que nunca lo permitirán, más allá de algún oscuro momento, como ya en el pasado reciente vivimos, porque los héroes de barro, son lo que son y la historia real y verdadera que muchos vivimos en vivo y directo, está lejos de ser la que ellos pregonan y repiten.
Algunos se la jugaron realmente… otros, relato mediante, pretenden ser lo que nunca fueron y el tiempo, siempre se encarga de ubicarlos en lo que realmente son y serán.
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