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Neurobiología de la envidia

El análisis de la envidia puede conducir a preguntarse, ¿y qué ocurre en nuestro cerebro cuando envidiamos a alguien?
Esta reflexión ha provocado la realización de diversos experimentos. Así pues, en este sentido una serie de experimentos llevados a cabo por investigadores del Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas de Japón han señalado que ante el sentimiento de envidia se activan a nivel cerebral diversas zonas implicadas en la percepción de dolor físico. Del mismo modo, cuando se pedía a los voluntarios que imaginaran que el sujeto envidiado sufría un fracaso se provocaba la liberación de dopamina en áreas cerebrales del estriado ventral, activándose el mecanismo de recompensa cerebral. Además, los resultados demuestran que la intensidad de la envidia percibida correlacionaba con el placer obtenido por el fracaso del envidiado.

Celos y envidia: diferencias fundamentales

Resulta relativamente frecuente, especialmente cuando el objeto de deseo es una relación con alguien, que envidia y celos sean empleados indistintamente para referirse a la sensación de frustración que provoca no gozar de esa relación personal.
El motivo de que envidia y celos sean confundidos con frecuencia es que normalmente se dan de forma conjunta. Es decir, los celos se dan hacia personas que se consideran con más atractivo o cualidades que uno mismo, con lo que se envidia al supuesto rival. Sin embargo, se trata de dos conceptos que, aunque relacionados, no hacen referencia a lo mismo.

La principal diferenciación en encuentra en que mientras la envidia se da respecto a un atributo o elemento que no se posee, los celos ocurren cuando se teme la pérdida de un elemento con el que sí se contaba (generalmente relaciones personales). Otra diferencia puede hallarse en el hecho de que la envidia se da entre dos personas (envidiado y sujeto que envidia) respecto a un elemento, en el caso de los celos se establece una relación triádica (persona con celos, persona respecto a la que se tienen celos y tercera persona que podría arrebatar a la segunda). La tercera diferencia se encontraría en el hecho de que la celosía viene conjuntamente con una sensación de traición, mientras que en el caso de la envidia esto no suele suceder.

¿Cómo superar la envidia?

Es importante detectarla, reconocerla, aceptar tus sentimientos: El primer paso para superar la envidia es reconocer y aceptar que estás experimentando esa emoción. Permítete sentir sin juzgarte a ti mismo/a.

Practica la gratitud: Cultivar una actitud de gratitud puede contrarrestar los sentimientos de envidia. En lugar de enfocarte en lo que no tienes, enfócate en las cosas por las que estás agradecido/a en tu vida. Apreciar lo que tienes puede ayudarte a disminuir la envidia y centrarte en tu propio crecimiento y bienestar.

Trabaja en tu autoestima: Desarrollar una autoestima saludable y una actitud de autoaceptación puede disminuir la tendencia a compararse con los demás y sentir envidia.

Reconoce tus propias cualidades y logros, y recuerda que cada persona tiene su propio camino y ritmo de desarrollo.

Evita las comparaciones destructivas: Evita compararte constantemente con los demás. Recuerda que cada persona tiene su propia historia y circunstancias únicas. En lugar de compararte, concéntrate en tu propio crecimiento personal y establece metas realistas para ti mismo/a.

Fomenta la empatía y la celebración del éxito ajeno: Practica la empatía y trata de comprender las luchas y desafíos de los demás.

Celebra los éxitos y logros de los demás, reconociendo que su éxito no disminuye tus propias oportunidades.

Cultiva tus propios intereses y metas: En lugar de enfocarte en lo que otros tienen, dedica tiempo y energía a desarrollar tus propias pasiones, metas y habilidades. Construye una vida significativa y satisfactoria centrada en tus propios deseos y valores.

La envidia es una emoción desafiante, pero es posible superarla y promover un mayor bienestar emocional.

Reconoce tus sentimientos de envidia, trabaja en tu autoestima, cultiva la gratitud y evita las comparaciones destructivas. Celebra los éxitos de los demás y concéntrate en tu propio crecimiento y desarrollo. Recuerda que cada persona tiene su propio camino y oportunidades, y cultivar una mentalidad de aceptación y gratitud te permitirá encontrar mayor satisfacción y alegría en tu propia vida.

¡Vive y deja vivir, disfruta y agradece!


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