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En tiempos donde muchas veces se habla de la deshumanización del fútbol, quiero destacar un gesto que nos devuelve la esperanza y nos recuerda el verdadero valor de la solidaridad. Me refiero a lo ocurrido en Buenos Aires, cuando el salteño Edinson Cavani, acudió sin dudar al llamado desesperado de un compatriota.

La hija de Rafa Cotelo, comunicador muy conocido, sufrió una descompensación y necesitaba ser operada de urgencia. El costo de la intervención, era de varios miles dólares, inalcanzable en ese momento. En esa carrera contra el tiempo, apareció Cavani. Sin rodeos, puso a disposición el dinero exacto que se requería y lo hizo llegar de inmediato, permitiendo que la operación se realizara y que la niña salvara su vida. No se trató de una donación mediática ni de un gesto calculado para las cámaras. Fue un acto humano, generoso, nacido de la empatía y el compromiso con otro ser humano. Como bien dijo Alejandro Fantino al contar la historia: “Eso es grandeza”. J.A.

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