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Cuando el Partido Colorado ganó la elección departamental en el año 2000 el Esc. Malaquina resultó el intendente electo por  con la lista 1 y el Cr. Enrique Roig obtuvo en el entorno de 5.000 votos que redundaron en dos ediles. A pesar de la amplia diferencia electoral los votos de la 15 le dieron la victoria al Partido Colorado y por ende a Eduardo Malaquina, fueron dos ediles claves para el gobierno que se conformó a posteriori.

Las negociaciones entre Malaquina y la 15 fueron expeditas y casi inexistentes: a la lista le correspondían dos direcciones, una por cada edil obtenido. Bien, la agrupación de la 15 que tuve el honor de integrar, le aportó dos nombres a tener en cuenta para integrar el gobierno, uno era el de Marcelo Bistolfi para la Dirección de Promoción y desarrollo y otro la del Mtro. Carlos Martínez para la Secretaría de la Junta Departamental de Salto. Sin mediar mayor discusión el intendente Malaquina desechó los nombres aportados y los sustituyó ipso fácto por los de Germán Coutinho a la Asesoría de Juventud y Deporte y la del Cr. Diego Simonet a la Dirección de Promoción. No solo denegó la propuesta realizada oportunamente sino que tuvo el tupé de nombrar por si mismo, eventualmente en nombre de la 15, sin consulta ni autorización los nombres de su agrado y bendición. Y así sucedió, no hubo grandes dramas, a la postre significó el ascenso de Coutinho en la política departamental y su posicionamiento posterior. Malaquina fue el ganador neto de la contienda electoral, ya era el intendente reelecto, tenía poder, prestigio y ascendencia en el electorado colorado, no podía perder ni mucho tiempo ni atención más de la necesaria con las pretensiones de la 15. Lo vetó a Bistolfi, luego devenido en diputado, a cambio de Diego Simonet sobrino de su compañero y socio político el Dr. Carlos Orihuela y a Carlos Martínez porque adujo que la pretensión Secretaría de la Junta Departamental era impertinente a su juicio -reservado a la jurisdicción de los ediles- y a cambio ascender a un personaje emergente como lo era Coutinho. Es decir, Malaquina hizo lo que quiso y como quiso... a prepo.

Lo que relato es de primera mano, porque viví los hechos en carne propia, fue un asunto entre colorados, de alguna manera entre el Foro Batllista de Sanguineti y el Batllismo de la 15 de Jorge Batlle. Es un relato que muestra que corto circuitos en la conformación del gobierno y el gabinete siempre hay y no todos quedan conformes. Que al final las cosas se arreglan, en la marcha. Que a veces hay que mascullar un poco es verdad. Que el peso electoral es abrumador y definitorio, es lógico aunque no siempre guste. Que hay que votar y aceptar cosas que no siempre coinciden con los intereses propios, desde luego. Que hay que aguantarse y morder la lengua, también.

El estado de situación de la relación entre el intendente electo Carlos Albisu y Marcelo Malaquina, el sector de los colorados que le dio la victoria en el Lema Coalición Republicana, es propio del arte de la política, un toma y daca, una lucha de apariencias, un tire y afloje, el choque de dos líderes que marcan la cancha, que se imponen condiciones, es lógico que uno esté empacado y ponga mala cara, al mismo tiempo que otro no le muestre todas las cartas y preserve su estrategia de juego.

Pero tranquilos la Coalición Republicana no se va a romper, está condenada al éxito, el futuro del escenario político del ciclo 2030 depende de ello, entonces, si Albisu y Malaquina se pelean y no se entienden Lacalle y Sanguinetti los pondrán en orden, serán los árbitros y garantes para que la situación prospere y no se salga de madres. Mucho ruido y pocas nueces, humo de todos los colores, pero todo volverá a la normalidad y los votos estarán en la Junta Departamental en tiempo y forma. Como corresponde…

 

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