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Mientras debaten sobre las consecuencias que traerá para Argentina el resultado electoral de Estados Unidos, los argentinos están poniendo la lupa otra vez sobre uno de los temas clave de todos los planes económicos: si hay o no un retraso del tipo de cambio. En realidad, para la mayoría de los analistas ya hay atraso cambiario. Y el mayor temor es que esa situación se agrave si el resto de los países de la región avanza en la devaluación de sus monedas.

Sobre todo, se sigue de cerca la actitud de Brasil, que está llevando la cotización cada vez más cerca de seis reales por dólar, algo que podría ocurrir si suben las tasas de interés en Estados Unidos y se produce un cambio en el flujo de capitales. Argentina, en ese contexto, parece ir a contramano, porque aquí la expectativa es que el gobierno no sólo no va a dar un salto devaluatorio sino que va a disminuir el actual ritmo del crawling peg, como se le llama al deslizamiento diario de la cotización.

Actualmente esa política hace que la cotización suba un 2% mensual, pero el gobierno quiere bajar el ritmo a 1,5 por mes, para ayudar a que la inflación disminuya más rápido. Y ya dio un primer paso en ese sentido, al recortar las tasas de interés.
Los más escépticos sobre esa política afirman que será inevitable caer otra vez en una crisis por falta de reservas, aun cuando Javier Milei tenga éxito en que el nuevo gobierno estadounidense se muestre más dispuesto a incidir a favor de Argentina en el directorio del Fondo Monetario Internacional.

En medio de esa polémica, llamó la atención una frase del jefe de gabinete, Guillermo Francos. En un acto público en la provincia de Córdoba, dijo que mientras viajaba en el auto había visto al costado de la ruta gran cantidad de silobolsas llenas con soja almacenada, y que se mostró ansioso porque todavía no se había liquidado esa exportación.

Lo llamativo es que, a diferencia de lo que ocurría con otros gobiernos, este año los productores sojeros no retuvieron su mercadería especulando con una devaluación, sino que han batido récords de venta. Aun así, en los silobolsas siguen guardados unos 20 millones de toneladas de soja. Si se suma a las existencias de trigo y maíz, eso implica mercadería por unos 13 mil millones de dólares.


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