En la madrugada del 20 de marzo de 2003, las bombas comenzaron a caer sobre de Bagdad y el presidente de Estados Unidos, George Bush, prometió una invasión rápida para eliminar “las armas de destrucción masiva” que Sadam Hussein tenía escondidas.

Además, aseguró que las pérdidas humanas serían mínimas.

Las armas nunca aparecieron, Sadam Hussein fue colgado en la horca y la ocupación de Irak se extendió durante ocho años.

Hasta el presente, el costo humano ha sido enorme y los muertos superan los 190 mil. A su vez, el costo de 50 mil millones de dólares que Bush había dicho que costaría esta nueva guerra a Estados Unidos se multiplicó por cuarenta.

Mientras tanto, la violencia en Irak recrudece y en las últimas horas murieron 60 personas en diferentes explosiones con coches bomba.

Luego de 10 años de la invasión, cientos de miles de iraquíes siguen sin tener una casa adecuada, energía eléctrica, agua corriente y escuelas.