La IA, no puede ni debe reemplazar a la humana
La irrupción acelerada de la Inteligencia Artificial (IA) en nuestra vida ha marcado un punto de inflexión cultural y tecnológico que ya no admite marcha atrás. En cuestión de muy poco tiempo, estas herramientas pasaron de ser una curiosidad experimental a ocupar un lugar central en nuestro trabajo, en las relaciones interpersonales e, incluso, en la intimidad de nuestros hogares. Como suele ocurrir con toda novedad, abundan tanto las celebraciones desbordadas como los diagnósticos apocalípticos. Unos ven en la IA la llave para resolver los grandes desafíos de la humanidad; otros, la antesala de una catástrofe que amenaza con deshumanizar la civilización. Pero quizás la discusión más honesta deba situarse en un punto intermedio: ¿es realmente la IA una simple herramienta, o está moldeando nuestra manera de pensar de un modo más profundo?
Anotaciones Callejeras
Si se mira con atención los policiales de La Prensa podemos observar un detalle. Muchas veces la policía hace recorridas por distintos barrios de la ciudad de Salto y detiene personas para saber su filiación o porque su actitud era sospecha debido a que merodean sin sentido por todos lados, en algunos casos se puede presuponer que para ver si se pueden llevar algo de autos que no se cerraron correctamente o el tradicional tanteo de puertas.
Diputados del interior: más gestores que legisladores.
Hay una enorme diferencia en la situación contextual en la que desenvuelven su tarea los diputados del interior con los de la capital. En números exactos, a Montevideo le corresponde 40 diputados; al resto del país, los otros 59 que suman el total de 99. Diferencias que vuelven bastante “desigual” la situación de unos y otros, por cierto.
Mucho ruido, pocas nueces
La reciente Operación GORO, realizada el pasado 18 de noviembre en Salto, volvió a poner sobre la mesa un tema que ya conocemos bien. Cada tanto asistimos a megaoperativos con un despliegue notable: patrulleros, helicópteros, grupos tácticos, fiscales y jueces trabajando en coordinación. Todo funciona como un reloj. Pero cuando miramos el resultado final, especialmente la cantidad de droga incautada, surge nuevamente la misma sensación: se mueve mucho para encontrar poco.