Por Anonymus

Parece lejano e inabarcable pero en realidad está más cerca de lo que puede parecer. Irán y la revolución islámica, en boca de todo el mundo, es una realidad cada vez más cercana a América Latina, tanto la influencia de un estado bien denominado terrorista en sectores militantes y reaccionarios latinoamericanos como la llegada del Islam como potencial instrumento de conquista.

Según la reconocida periodista italiana Oriana Fallaci que alguna vez advirtió la derrota de la Europa Cristiana contra el avance incontenible de la Arabia Islámica, bien podría señalarse sobre el desembarco religioso fundamentalista y extremista en las Américas.

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Es sabida sobre las relaciones del régimen de Chávez y Maduro en Venezuela con la Republica Islámica de Irán, contactos políticos y económicos. En Brasil, en la Triple Frontera y otros estados la presencia de los nuevos adelantados orientales y sus acólitos criollos, con la Jihad, Al Qaeda, el ejército islámico y las milicias talibanes. En Argentina es tristemente recordado tanto el atentado contra la Embajada de Israel como a la Amia, con decenas de muertos y destrucción, crímenes con vinculaciones probadas con servicios de inteligencia iraní. En Buenos Aires hay dirigentes políticos y piqueteros pro iraníes, conspiradores locales que siguen directivas de las autoridades persas.

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De forma cíclica y desde hace mucho tiempo, quizás desde la caída de Sha de Iran Mohammad Reza Pahlevi, el régimen de los Ayatolas se pone en el tapete de la consideración pública, el cuidado y la atención de los países occidentales. Por el terrorismo que patrocina, por el flujo petrolero a occidente, por las agresiones a Israel, por el desarrollo de armas, por la violencia a las poblaciones y religiones minoritarias, por la persecución a los homosexuales, por las barreras culturales y religiosas contra las mujeres, por el desprecio a la cultura internacional y particularmente occidental.

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Primero fue la caída de Sha y la subida del estado confesional en manos del Ayatola Jomeini. Luego fue el asalto a la embajada de EE.UU en Teheran y a toma de cientos de rehenes por parte de los estudiantes islámicos protegidos por el estado. Más tarde fue la promoción de la revolución mundial, la censura de intelectuales y políticos anti islámicos, la condena a muerte de Salman Rushdie por escribir una novela con alusiones religiosas, la instauración de la Guerra Santa por la que los combatientes muertos en acción seria recompensados con el derecho al Paraíso en compañía de Dios. Aún así, a los largo de tiempo los iraníes siempre tuvieron sus protectores y simpatizantes locales, en Argentina fundamentalmente, los kirchneristas particularmente, el dirigente Luis D´Elia en especial y entre otros famosos. Han hecho múltiples negocios, petróleo por alimentos, han financiado campañas con dinero sucio, han hecho frentes políticos contra bloqueos comerciales, han infiltrado e influenciado a sectores de la oposición y oficialismo argentinos alternativamente. Un coro de voces defienden a Irán en las circunstancias actuales, señalan que la republica islámica se encuentra sola contra el imperio del mal (EE.UU)…

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Son probadas las acciones terroristas en contra de occidente del régimen iraní. Era conocida la responsabilidad del general Soleimani en los hechos de violencia y en la inteligencia para el terror. La Guardia Republicana de Irán a través de la televisión estatal ratificó que había lanzado un ataque con una veintena de misiles contra bases norteamericanas en Irak con más de 88 soldados muertos como resultado. Por otro lado el gobierno negó enfáticamente el derribo de un avión comercial ucraniano en cielo iraní, en torno al aeropuerto de Teheran, por parte del ejercito revolucionario y que provocaron 173 muertos, entre ellos iraníes, canadienses y ucranianos. Lo cierto es que mintieron por dos y fatalmente, como siempre. De los misiles a bases norteamericanas no se reportaron muertes algunas sino destrucción parcial: ni un solo muerto o herido, los iraníes le advirtieron a los iraquíes que se lo anticiparon a los norteamericanos que actuaron en consecuencia, pareció una actuación en tres actos, juegos de guerra que le dicen. Y respecto al escándalo del avión, primero negaron cualquier responsabilidad y luego acusaron que debido a las tensiones del momento el avión fue derribado erróneamente, falso cálculo, daño colateral. Un desastre monumental que da cuenta de la locura y la ceguera del régimen iraní y sus lideres islámicos.

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