Eran aproximadamente las 17 horas del sábado. En la zona del puerto hacía frío, pero había quienes igualmente aprovechaban los últimos rayos de sol junto al río, que centímetro a centímetro iba creciendo y ganando tierra. De hecho, buena parte del lugar ya estaba -y está- bajo agua. Entre esas personas, en lo que se conoce como Espacio Puerto, estaba mateando tranquilamente un matrimonio fiel lector de La Prensa, Harry y Silvia, junto a un hermano de esta señora.