Días atrás, el sacerdote Renzo Zocca obsequió al papa Francisco un auto para que lo conduzca alrededor de la ciudad del Vaticano y manifestó que se sorprendió al recibir una llamada telefónica aceptando la oferta.

Se trata de un viejo Renault 4 de 1984, con 300.000 kilómetros recorridos, automóvil conocido popularmente en el Río de la Plata como “Renoleta”

Francisco dijo sentirse “feliz” porque ya había tenido un Renault 4 en Argentina y sabía que nunca “lo dejaría tirado”.

El papa utilizó el auto este fin de semana y aprovechó para reiterar a las autoridades eclesiásticas que eviten utilizar costosas limosinas.

Poco antes, durante una visita a un centro de refugiados en Roma, hizo un llamado para que los conventos abandonados sean utilizados para albergar a los solicitantes de asilo, en lugar de ser convertidos en hoteles de lujo que buscan hacer dinero para la iglesia católica.