
Se fue Héctor Soria y con él una parte grande de la historia de Chaná
Transcurrían los primeros años de la década del 50 y el Uruguay todo deliraba por la conquista de Maracaná. Salto coronaba sus barrios con múltiples canchitas de fútbol y era común que se formaran equipos de adolescentes que dirimían el prestigio barrial detrás de una pelota.
Así los muchachos de la Zona Este viajaban al Cerro para jugar un partido y los del Cerro venían a la Zona Este a devolver la visita, generándose un relacionamiento que los años mantuvieron inalterable.
Los dirigentes clubistas concurrían a esos encuentros para descubrir las promesas deportivas que nos regalaba el fútbol.
Fue allí que Guillermino Texeira, Técnico de la 4ta. Chanaense descubrió un sábado de tarde en una cancha del cerro, a un adolescente que defendiendo un arco de fútbol “volaba” de palo a palo, evitando de manera magistral el grito de gol de los adversarios.
Terminado el encuentro habló con aquel arquero y lo invitó a alistarse en Chaná.
Así aquel joven con cara de niño, simpático y alegre, se integró a Chaná, club del que se enamoró y con el que no cortó los vínculos jamás.
Y la “hinchada” viendo su “loco amor” por el club, “cariñosamente” lo bautizó “el loco Soria”
Era tanto el amor de Héctor por el fútbol que después de las prácticas y partidos de liga, le sobraban ganas para participar en los picaditos del barrio.
Recuerdo al chiquilín de pantalones cortos jugando en la canchita ubicada en la vereda este de la calle Blandengues entre Agraciada y 19 de Abril.
Allí se dirimían encuentros desde la tardecita hasta que se ponía el sol y allí Héctor compartía su amor por el fútbol con Helios Taruselli, Eliseo Alvarez, el querido “montevideano” Capitán de Nacional de Montevideo y de la Selección Uruguaya de 1962, con Lucho Pirotto, Bebe Coppa, el “Buby” Gonzaga y yo.
Paralelamente en las inferiores de Chaná , Héctor, todavía adolescente se fue transformando en figura insustituible en el arco, hasta que llegó la titularidad en el primer equipo, junto a jugadores como Jorge Lucero, Carmelo Rodríguez, Gómez, Albin, Fagúndez, Delmar Almeida, “Pocho” Fassana, Luis Miranda, Alcídes y Juan Contí, Washington Izaguirre, Viera, Riba y en la raya de cal José M. Gonzalez (el recordado “dulce”) y Piedrabuena y como Técnico Ramón Soto.
Con ellos compartió momentos de gloria en los ascensos y desazones con el descenso.
Pero su espíritu se hizo fuerte con la filosofía transmitida por sus mayores de que por encima de triunfos y derrotas, era hermoso participar de la aventura de ser de Chaná.
Junto a Héctor los chanaenses” aprendimos ese pensamiento que prendió fuerte en nuestras vidas.
Que es hermoso ganar, pero que las derrotas te enseñan más, fortalecen el espíritu, obligan a levantarse nuevamente para luchar y esa lucha te va templando para encarar la vida.
En ese tiempo Chaná integrado por magníficos jugadores desplegaba un fútbol hermoso.
Jugar bien para ganar y hacer amigos en la cancha , fue la consigna que Héctor y sus compañeros mantuvieron por siempre.
Muchas veces ví a Héctor llorar de alegría por un Campeonato ganado y otras tantas lo ví llorar por una derrota.
Pero nunca lo vi darse por vencido. Lejos de amilanarse después de un traspié deportivo concurría al club para ponerse a la orden del preparador físico Profesor Diómedes Ledesma, que acondicionaba su físico, que luego el técnico pulía en la cancha como una pieza de ajedrez.
En la década del 1960 merced a sus brillantes actuaciones fue convocado a la Selección Salteña .
Después de 16 años jugando ininterrumpidamente en el club, cuando la renovación natural de jugadores más jóvenes llegó, Héctor dio un paso al costado.
Pero su deseo de jugar se notaba y Salto Nuevo contó con él.
Pero el corazón de Héctor Soria siempre estuvo ubicado en Chaná.
Fue cariñoso con sus hijos y un trabajador incansable, lleno de sueños.
Muy joven ingresó a la Fábrica Urreta S.A. donde trabajó en los escritorios de la embotelladora del “Agua Salto”, de la “naranjita”,el “pomelo” y la “mandarina” por muchos años.
Las oficinas de Urreta, gerenciadas por el inolvidable Julio Etchandi, lo contaron en sus filas.
Allí prodigó esfuerzos junto a compañeros como José Luis Liberatore, Carlucho Tetamantti y otros.
Dinámico, dueño de una simpatía natural, espontáneo en sus charlas, Héctor fue un verdadero embajador de los refrescos Urreta.
Allí desplegó inteligentes ideas, muchas de las cuales puso en práctica la empresa.
Me parece verlo salir de la oficina de la calle Juan Carlos Gómez a realizar trámites bancarios saludando a sus amigos y vecinos.
Los tiempos cambiaron, nuevos emprendimientos donde Héctor nunca bajó los brazos y con su dinámica encaró proyectos personales.
En los últimos tiempos solía charlar diariamente con él en su comercio instalado frente al Obelisco.
Toda vez que pasaba por allí en mis diarias caminatas nos confundíamos en un abrazo y este amigo ensayaba su pregunta. ¿Como anda Chaná?
El día de mi cumpleaños me llamaba para saludarme y el día de su cumple yo hacía lo mismo.
El pasado viernes 29 de Agosto día de su cumpleaños lo llamé .
Permanecen grabadas en mi memoria sus palabras de alegría.
Gracias Chumbito, sabes que estoy cumpliendo 76 años.
Allí acordamos una reunión en el club con los viejos y queridos compañeros.
El destino no lo quiso así, y días después nos dejó para siempre.
Pero seguramente Héctor se guardó la idea de juntarnos y con su natural dinamismo está organizando una reunión en el cielo con aquellos amigos que también nos dejaron como Heriberto Franzoni, Pilo Burutarán, Tito Sagnol, Washington Izaguirre y tantos otros que ya no están.
Seguramente allí está discutiendo junto a Ovidio Cocco, como debería jugar Chaná el próximo domingo.
Y en los domingos de partidos, quizá veremos como una pelota con destino de red en nuestro arco, se desvíe por una fuerte brisa que desde algún lugar del cielo Héctor se ingeniará en enviar para mantener sin goles la valla de Chaná.
Salud querido amigo – Salud Héctor “el loco” Soria.
Ojalá la vida diera muchos deportistas y hombres de bien, “capaces de ser tan locos por las cosas que aman”, como vos amaste a tus hijos, a tus amigos, al trabajo y al club Chaná.
Para despedirte agregar tan solo “2 palabras”
Chau Héctor !!!
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